En el momento actual el fruto ya cuajado se está afianzando y la incertidumbre de hace escasas semanas sobre la caída fisiológica del fruto, la llamada caída de San Juan (producida cuando el olivo, sobre el propio fruto cuajado elimina parte de él porque no tiene los suficientes recursos para sacar adelante la cantidad de frutos cuajados), se está despejando. En concreto se está constatando, como se temía, que la caída fisiológica se está produciendo y el olivo está desechando una cantidad notable del fruto cuajado.

Además, continuamos con una pluviometría deficitaria en la Comarca de la Sierra de Cazorla, por debajo de la media durante cuatro años consecutivos, que contribuye a la falta de recursos disponibles para el olivar.

Sin embargo, el proceso que ha seguido la planta está ya prácticamente completado en la primera fase del desarrollo de la cosecha: la planta va a mantenerse con la savia activa y desarrollando, el fruto cuajado, hasta aproximadamente mediados del mes de julio. Será en ese momento cuando la planta detiene su actividad vegetativa, debido a las altas temperaturas, y se mantiene en un letargo estival hasta que las temperaturas son más suaves, a finales de agosto o principios de septiembre.

Será a mediados de julio cuando tendremos un dato fiable a la hora de estimar la cosecha. Es cuando los profesionales de la DOP Aceite Sierra de Cazorla salen a las estaciones de control, donde se está monitorizando el proceso de evolución del olivar en la comarca y de los distintos factores que intervienen a la hora del desarrollo de la cosecha. Se estima la media de frutos por brote cuando se ha formado y endurecido el hueso de la aceituna, momento en el que podemos decir que el fruto se ha afianzado en esta primera fase de su desarrollo y los olivos ralentizan su actividad.

Tercera generación del prays

La plaga ocasionada por la tercera generación del prays ha tenido una incidencia importante, desafortunadamente. En muchas áreas de la Comarca ha habido una incidencia del 50% de los frutos atacados por puestas viables de prays. Estas puestas viables son los huevos que pone la polilla en el fruto, que eclosionan y provoca la introducción de la larva en el fruto; de este modo se alimenta durante el verano de la semilla de la aceituna antes de que termine de formarse el hueso, cuando las temperaturas bajan, a finales de septiembre, emerge y derriba el fruto en la llamada ‘caída de San Miguel’.

Un 50% es un porcentaje alto, pero es preciso matizar que es una plaga muy sensible al calor y en condiciones de altas temperaturas es posible que no se llegue a producir daños en la totalidad de los frutos afectados, porque puede morir en las primeras fases de desarrollo de la larva en el fruto.

Desde el Consejo Regulador se aconseja a los agricultores intervenir cuando esté afectada más del 20% de la cosecha. En este caso se hace un tratamiento fitosanitario capaz de neutralizar la plaga dentro del fruto, y sobre todo hacerlo antes de la parada vegetativa del olivar, durante el mes de junio que ya ha terminado.

Las suaves temperaturas de finales de primavera, propiciaron que la plaga haya sido importante, sin embargo, se espera que con las altas temperaturas, en las zonas más tardías, los huevos de las puestas de prays queden vanos y no tengan viabilidad para atacar al fruto.

Muda de la hoja

Otro aspecto destacado de esta época es la muda de la hoja del olivo, que se produce normalmente de cara al verano, cuando el árbol tiene hojas envejecidas, las marchita, tomando una tonalidad amarilla y las tira. Esto se ha visto en las últimas semanas y lo seguiremos viendo durante buena parte de este mes de julio. Sin embargo, se trata de un proceso relativamente normal, que tiene más incidencia cuando el olivo está más o menos renovado en lo que se refiere a la presencia de hoja joven.

Aunque este hecho puede llamar la atención en campo, no se trata de una plaga, sino de un tema fisiológico del árbol y con variabilidad en las diferentes zonas olivareras, según la renovación foliar de la planta y los factores que afectan a la misma.

La planta se aletarga

Una de las preocupaciones que más trasladan los agricultores en esta época del año es si a la planta les faltarán nutrientes o si puede haber algún problema concreto de la planta que se pueda solucionar con tratamientos por hoja en estas fechas. Pero es preciso recordar que la planta, hasta mediados de julio, tendrá cierta actividad, sin embargo, después se aletarga y cualquier tratamiento que se le haga tendrá cierta dificultad para que sea aprovechado, sobre todo si es por vía foliar.

En esta época, con muchos días aproximándonos a los 40 grados de temperatura, la planta se defiende para evitar una pérdida excesiva de humedad y, a la vez que se aletarga, también cierra los estomas de las hojas, que son las puertas de entrada de los fertilizantes o de los componentes que aplicamos en un tratamiento foliar.

Se trata de un mecanismo de defensa pero que al agricultor le limita a la hora de aplicar tratamientos de nutrientes. Por eso es conveniente retomar esos tratamientos cuando la planta se reactive, a finales de agosto y las hojas estén nuevamente receptivas para asimilar los fertilizantes.