Nos encontramos en un momento crucial para el desarrollo del olivar. En abril ya empieza a tomar forma la potencial cosecha que está por venir, para hacernos una primera idea de cómo se está conformando la futura cosecha, un primer parámetro que debemos estudiar en campo es el número de inflorescencias por brote, es decir, las yemas de los brotes de nuestros olivos, se pueden transformar o bien en hoja o bien en fruto. La inflorescencia se produce cuando las yemas van derivando hacia la futura flor en lugar de hacia hojas nuevas. Esa flor, una vez que se polinice cuajará en fruto. Por este motivo es muy importante hacer una estimación del número de inflorescencias medias por brote, ya que nos va a determinar el número de flores y frutos potenciales y que sirve de comparativa con campañas pasadas en las que tenemos datos productivos reales relacionados con este parámetro.

               Otro dato determinante en esta época es el estudio de la fertilidad de la flor (se realiza cuando la inflorescencia tiene cierto desarrollo); ya que si la flor es fértil, el porcentaje de fruto que cuaja será también mayor. Una flor que no tenga fertilidad no cuajará en un fruto.

               Desde la Denominación de Origen Aceite Sierra de Cazorla se estima que en este momento en las zonas más adelantadas de la Comarca, las de menor altitud sobre el nivel del mar, estaríamos a unos 5 o 7 días de encontrar las primeras flores abiertas y en plantas pequeñas puede que incluso estén abriendo ya. Sin embargo en las zonas más tardías, de más alta montaña a mayor altitud, estaríamos a unos 20 días aproximadamente de que se produzca el inicio de la floración.

               LLuvias

               Asimismo, estamos en el momento de realizar el primer estudio orientativo de cosecha. Una vez que la inflorescencia se encuentra próxima a la apertura, analizando sus botones florales, podemos determinar el porcentaje de flores fértiles de media por brote; si hay un buen número, podemos hablar de que hay probabilidades de estar ante una buena cosecha.

De hecho, gracias a las cuantiosas lluvias que se han producido recientemente, las perspectivas de la próxima campaña son mucho más halagüeñas que en la pasada campaña. Las precipitaciones han caído en un momento estratégico en el desarrollo del olivar, de hecho, buena parte de los problemas del pasado año se gestaron en el mes de abril. ¿Qué ocurrió? Además de que no llovió, se produjeron unas altas temperaturas inusuales para esa época del año.

La flor es un órgano muy sensible y lo peor que le puede ocurrir es que no se desarrolle bien por falta de materia prima -nutrientes y agua-. Si no hay agua, la planta no puede comer, porque los nutrientes no le llegan de una forma adecuada, por lo tanto el brote se desarrolla mal y la inflorescencia también, provocando un bajo índice de fertilidad en las mismas.

Cuando la flor tiene poca humedad y se encuentra deshidratada, los picos de calor son más dañinos que en condiciones normales, y el órgano floral no puede defenderse de las altas temperaturas y se quema, dañándose de forma irreversible. Debemos recordar que la floración transcurre en un pequeño intervalo de tiempo del ciclo anual del olivar que suele ser de 7 a 10 días aproximadamente en cada zona desde que da comienzo en la misma el proceso de la floración. Por estos motivos el mes de abril es crucial, ya que la floración es el origen de toda la gestación de la cosecha y en un periodo muy corto nos jugamos buena parte de las opciones productivas de nuestros olivares, esperando que el esfuerzo humano y la naturaleza converjan para obtener un buen producto desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, en este año, parece que las lluvias están dibujando una perspectiva mucho más positiva.

Tratamientos y plagas

Este mes es muy importante para terminar de perfilar los tratamientos foliares e intentar no dar los mismos cercanos a la floración. Es conveniente dejar que la floración fluya sin interferencias de ningún tratamiento de por medio, por eso es necesario hacerlos ya, antes de que esto suceda.

Y en cuestión de plagas, en abril suele haber una plaga que, si las condiciones vienen favorables, no es necesario intervenir. Se trata de la segunda generación del prays (un microlepidóptero). Es una de las plagas más importantes del olivar; la primera generación es a comienzos de la primavera y ataca a la hoja, y la segunda es la llamada generación antófaga, que ataca a la flor cuando se está formando. Si hay muchas flores en la planta no será peligrosa, pero en las parcelas que haya pocas inflorescencias por brote sí puede hacer daño.

En definitiva, abril es un mes crucial y este año las perspectivas se dibujan positivas en la Comarca.